En la estancia Torres del Paine, ubicada al interior del Parque Nacional del mismo nombre, existe un cerro, el Cerro Paine, en el que claramente si divisan unas rocas que emulan un hombre parado observando… por lo que muchos lo conocen como el cerro del “hombre parado”
Un día conversando con Brujo, un Baqueano, sobre las posibles rutas alrededor del hotel donde trabajábamos, me cuenta, que la cumbre de este cerro tiene una excelente vista y que sería un interesante lugar para fotografiar. Que no era muy alto, pero que pocos subían por que la ruta presentaba dificultades como, por ejemplo, que no existen senderos marcados fáciles de seguir. Pero me afirmo que él conocía una ruta y que podríamos ir por el día, lo que me pareció una excelente idea... pero mi cara cambió cuando me comenta que su idea era subir a caballo… ufffff… para mí una verdadera locura, ya que hasta ese momento no sabía mucho sobre cabalgatas, de hecho esa sería mi segunda vez. A pesar de eso acordamos que algún día iriamos. Para mí sería una buena alternativa para salir un rato de los atochados senderos del Parque, para Brujo, un regreso… había subido cuando niño, y ahora tenía la necesidad de volver… él se ocuparía de los caballos y yo de la cámara. El día D amaneció perfecto, Brujo estaba con su mochila lista y vestido para la ocasión, en las pesebrera los caballos, Fusil y Chuleta, nos esperaban ensillados, a minutos de nuestra salida nos alcanza mi socia Carla, ella mejor que nadie sabía que yo no tenía experiencia en cabalgatas, me da un abrazo, un beso, un par de tips y antes de irse le pide a Fusil, mi caballo, que me cuide. Le da una palmadita y nos fuimos… hermoso momento! El viaje fue siempre a paso lento y muy silencioso, cada mente hacia lo suyo. En nuestro camino, cruzamos un bosque de Lengas que nos refugiaba del fuerte viento, luego salimos a una pampa y nos detuvimos en un riachuelo que le quito la sed a nuestros compañeros de viaje. La subida fue difícil para mí, para Brujo y los caballos, un día como cualquier otro creo. Brujo sabía que no era un camino fácil para ellos por lo que, en todo momento, mostraba su preocupación por su estado, de hecho, cuando partimos, me dijo que si el veía que un caballo se sentía incómodo, nos volvíamos enseguida. Les hablaba como si se tratara de sus mejores amigos, nos detuvimos varias veces para que descansaran, tiempo que yo aprovechaba para hacer lo mío y tomar algunas fotitos. El clima nos acompañó y nos regaló un hermoso día, de principio a fin, con mucho viento pero bien soleado. Después de varias horas, finalmente llegamos a la cima! Cuando nos bajamos a caminar, yo no podía creer lo hermoso del lugar...Brujo tenía razón, realmente increíble! La vista en 360° era un espectáculo. La fotografía de la semana, es de un momento espontaneo, digno de destacar, un momento “Noble” como yo lo llamo, el momento en el que Cesar, mi amigo, acaricia y agradece a Fusil y Chuleta por el espectacular viaje que nos han regalado. Y a través de esta fotografía y estas palabras yo te agradezco a ti mi querido Brujo… Muchas gracias!
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FOTORELATOEn este espacio, quiero compartir con ustedes mis fotografías con historia... espero sus comentarios, preguntas o sugerencias. ARCHIVOS
Abril 2017
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